Victoria's Suite

Luego de regresar de una de mis pequeñas propiedades en Miami, tuve la necesidad de adentrarme en una ciudad bastante poblada por unas semanas. La gente hablaba de un exitoso Hotel Palace en Manhattan, asique me dediqué a ir. Tomé un par de mayordomos, para que conduzcan algun otro de mis jets privados y me ayuden a cargar unas pocas cosas a su interior. Cuando llegamos a Los Ángeles, conducieron mi limousine y también subieron mis cosas a su interior. Vivía una buena vida, no podía quejarme. Llegué al hotel, mis mayordomos bajaron todas las pertenencias que usaría en un mes: 48 Maletas Louis Vuitton extra grandes, 62 carterones, distintos tipos de bolsos, alrededor de 3600 (sólo para el mes), 26 bolsos grandes para pertenencias, y, obviamente, mientras ellos cargaban eso rápidamente, me ocupé de entrar a la recepción con uno de mis pequeños bolsitos de colección y mi inseparable chihuahua Killer. Sonreí cuando me dio las llaves de la recepción y le hablé al oído al mayordomo. - Sólo dile a alguno de esos inútiles que saque de la limousine las 278 cajas de zapatos que compré la semana pasada en Madison. - exclamé furiosa mientras le daba la llave de la suite para que guarde lo antes sacado. Bajó y me dijo que estaba todo en orden, asique en 2 minutos fui al ascensor y caminé hacia donde me hospedaría por un mes o quizá más. Entré a la suite, a lo que hice una media sonrisa y entraba dejando a Killer y a mi bolso en la cama mientras cerraba la puerta con llave. Pedí una suite pequeña, no iba a pasar mucho tiempo en ella, asique ordené todo en los cajones y saqué uno de mis 357 teléfonos para llamar al mayordomo. - Grant... ¿donde estas? Llegando al aeropuerto? Pues... llega rápido y estaciona la limousine en... - dudé - En la de Malibú, dejen la de Miami para otras vacaciones. Dentro de un mes y algo volveré y te quiero ver con todas mis cosas en New Hampshire. - dije enojada - No, la del norte no, la del Este de New Hampshire, sabes que me encanta ese paisaje. - sonreí - Ok, cuando dejes las cosas solo háblale a papi. Adiós - colgué - Idiota. - mascullé enojada mientras caminé unos pasos hacia un cajón y me puse mi vestido de satén sobre mi traje de baño negro. Como vi que Killer estaba durmiendo, por las dudas le coloqué los platos de agua y comida en los botes de oro que le había comprado en Bvlgari, y cerré la puerta de la suite rumbo a la piscina.